Como elemento principal de comparación entre espumas con la misma composición se encuentra la densidad. Recordemos que en la fabricación de espuma, distintas fórmulas producen características diferentes. En unas espumas se busca la mayor firmeza posible, en otras el precio más económico, en otras la transpirabilidad. También influye la capacidad aislante, la facilidad de perfilar o dar forma y la duración.

En cuanto a la decoración, la resistencia al desgarre, la ligereza, la resilencia y la elongación, son factores que te ayudarán a tomar la mejor decisión. Estas son las características más importantes y que tienen que ser tomadas en cuenta en el uso, selección y aplicaciones de una espuma.

• Densidad: Es el peso por unidad de volumen de la espuma, se expresa en kg/m³. Se recomiendan densidades altas para acojinamiento de colchones y asientos.
• Dureza: La firmeza es independiente de la densidad, es decir que es posible tener alta densidad en espumas suaves o baja densidad en espumas que son firmes.
• Resistencia a la tensión: Es el esfuerzo requerido para romper la espuma, es expresado en pascales. Puede usarse como medida de control de la calidad.
• Elongación: Es la fuerza aplicada para extender al límite antes de la ruptura, normalmente se expresa en porcentaje.
• Fuerza de desgarre:  Es la capacidad para resistir el desgarre, por ejemplo en aplicaciones donde la espuma es sometida a jalones, estirones, etc. Se expresa en kg/cm.
• Resilencia: Es la medida de elasticidad o resorteo de la espuma. Es importante considerarla en función del tipo de uso que vayas a dar a una sala, sofá-cama, etc.
• Fatiga:  Es una medida de la pérdida del soporte a la carga bajo condiciones simuladas.
• Permeabilidad: El flujo de aire es una medida de la porosidad de la espuma y se expresa en pie cúbico por minuto. Normalmente una buena espuma debe tener todas sus celulaciones o poros completamente permeables, abiertos y plenamente flexibles.